La tradición de la Tregua Olímpica se remonta a la antigua Grecia. Cada dos años, previo a los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de verano e invierno, las Naciones Unidas adoptan una resolución para su observancia. En el siglo IX a.C., los reyes locales firmaban tratados que garantizaban la seguridad de los atletas, artistas y habitantes que viajaban a los juegos. La tregua, conocida como ekecheira, ponía fin a los conflictos siete días antes del evento y siete días después de su conclusión.
La Tregua de París 2024
En la era moderna de los Juegos, el impulso para restaurar la Tregua Olímpica surgió en 1992 por parte del Comité Olímpico Internacional (COI). Desde 1993, el COI ha colaborado con las Naciones Unidas (ONU) en esta iniciativa. Cada año, antes de una edición de los Juegos Olímpicos, la Asamblea General de la ONU reitera su respaldo al principio de la Tregua Olímpica mediante la adopción de una resolución.
Esta iniciativa simbólica insta a los Estados miembros de la ONU a observar una tregua durante los Juegos, destacando la importancia del olimpismo y promoviendo la paz entre las naciones. Su objetivo es también alentar a los países de todo el mundo a resolver sus disputas internacionales de manera pacífica y diplomática, en línea con los principios de la Carta de las Naciones Unidas.
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