Autor: Lic. Mauricio Balderas Villicaña.
Desde que el Consejo de Salubridad General declaró la emergencia sanitaria en nuestro país el 30 de marzo de 2020, nos seguimos encontrando dentro de la fase naranja del semáforo epidemiológico en la Ciudad de México y otros estados de la república. Aunque el gobierno capitalino anunció ese cambio hace unos días, la verdad dudo que dicha determinación coincida con la realidad, porque estamos llegando al pico más alto de la pandemia.
Lejos de asumir que se ha domado a la pandemia del coronavirus, es importante proteger a las poblaciones más vulnerables y fortalecer la capacidad de prevenir situaciones similares en el futuro y enfrentarse a ellas. Sin duda, esta crisis dejará cicatrices difíciles de borrar y también desafíos mundiales.
Tengamos esto bien presente, que los países que no hacen suficientes pruebas sufren terriblemente. Por eso, cuando crece el nivel de positividad, entre otras cuestiones, quiere decir que no hay suficientes pruebas y que la epidemia está creciendo. En consecuencia, México necesita hacer más pruebas. Lo que ayudó a superar la epidemia a Corea del Sur fue la masificación de pruebas.
El segundo punto clave es la seguridad en nuestro país. Según datos del Inegi, entre 2007 y 2018 hubo poco más de 250 mil homicidios violentos durante las administraciones de Calderón y Peña, a los que habría que sumar los 34 mil 582 asesinatos ocurridos en 2019, y con estos 19 meses de lo que va de esta administración va a la cabeza.
Un tema sumamente preocupante para todos los mexicanos es la violencia e inseguridad que no se detiene. Las autoridades correspondientes debieran encontrar un mecanismo adecuado para fortalecer las capacidades institucionales de inversión y coordinación, que cimienten el predominio permanente del Estado sobre aquellos grupos delictivos que perturban el orden social. Y no hacerlo, sería volver al mismo error de los gobiernos anteriores.
Recuerdo muy bien que, en mi diplomado sobre Políticas Democráticas para una nueva Seguridad Ciudadana, mis docentes fueron muy reiterativos en que en nuestro país debiéramos apostarles cada vez más a nuevas tecnologías como un aliado para impulsar información, comunicación y organización vecinal, especialmente en la generación de inteligencia preventiva, así como también el seguimiento y evaluación de los avances de una estrategia acordada.
La inteligencia eficiente, dicen aquellos los que saben, evita tragedias… y sus galardones se dan en silencio. La inseguridad seguirá estando presente en todas sus modalidades por la impunidad y por la crisis económica.
Y finalmente, el crecimiento de la economía mexicana está en la incertidumbre sobre la situación financiera nacional. Con una contracción de 8.97 por ciento para la economía del país en este año pronosticado por analistas consultados por el Banco de México (Banxico). Una segunda caída consecutiva del Producto Interno Bruto (PIB) trimestral es de 10.37 por ciento para este periodo julio-septiembre y, para el último tramo del 2020, será de 6.08 por ciento negativo.
Ante ese panorama, los gobiernos teniendo que decidir entre mantener restricciones estrictas a la movilidad para enfrentar la pandemia o reabrir gradualmente la economía para evitar una recesión más profunda en sus estados. Por lo tanto, debemos cuidar el empleo y las finanzas personales, ante la realidad de este escenario en el que estamos viviendo ahora. Así que nadie puede salir a decir sobre el desempeño de nuestra economía que se recuperará en un corto plazo.
No hay espacio para la confianza desmedida. Los gobiernos deben mostrar liderazgo y ser honestos con la gente.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la posición de la Revista Líderes Generando Líderes o de alguno de sus integrantes.
Dejar una contestacion