DESFILE READY-TO-WEAR OTOÑO-INVIERNO 2022-2023

Las colecciones de Maria Grazia Chiuri, en la cúspide de la historia de Dior, mantienen el pulso constante de la moda: suspendidas entre el presente y el futuro, laten al ritmo de la simultaneidad, en sintonía con los tiempos.

The Next Era*, la obra propuesta por la artista italiana Mariella Bettineschi para el desfile Dior prêt-à-porter Otoño-Invierno 2022-2023, es una galería de pinturas de gran formato compuesta por destacados retratos femeninos de la historia del arte de entre los siglos XVI y XIX. Sus ojos recortados y duplicados cuestionan los juicios de valor que han condicionado y siguen condicionando la vida de las mujeres. La mirada se invierte para sugerir otra lectura de la historia del arte. La obra “enmarca” el desfile e insufla vida a los conceptos que explora Maria Grazia Chiuri para (re)construir una relación performativa entre el cuerpo y la prenda desde una perspectiva técnica y estética, en una sucesión de operaciones que vinculan formas, savoir-faire, materiales y tecnologías futuristas.

El interior de las prendas de monsieur Dior pone de manifiesto un extraordinario método constructivo. La chaqueta Bar, reinterpretada por la directora creativa para esta colección, ve cómo la estructura del modelo original se transforma en un sistema que regula la humedad del cuerpo y lo calienta, en caso necesario, mediante el empleo de innovadoras técnicas desarrolladas en los laboratorios D-Air Lab**. El mono, atravesado por una aparente red orgánica de venas y arterias en tonos luminiscentes, conserva una temperatura constante.

The Next Era es asimismo un cortocircuito temporal en el que el emblemático zapato de salón de Roger Vivier para Dior reindaga en las posibilidades del bordado en una demostración de excepcional artesanía realzada por una aplicación de tejido técnico que rodea el tobillo. Son varios los atuendos que se completan con piezas que pueden vestirse solas o combinadas, como los cinturones con múltiples bolsillos o el corsé ajustable mediante cordones. Estas creaciones, diseñadas para ser infinitamente versátiles, dan la bienvenida a un nuevo orden en la confección de sastrería en el que incluso el distintivo Lady Dior se ve transformado para albergar las pertenencias básicas del día a día.

Las faldas también se reinterpretan mediante el empleo de tejidos habituales del armario masculino, como la grisalla, y se metamorfosean según el ángulo de visión para proponer diseños largos, cortos y plisados. Una colección híbrida que abre las puertas a una creatividad insospechada gracias a los bordados, que adornan prendas de punto técnico, materiales resistentes al agua, nailon y cachemira. Además, se apropia, con un respeto teñido de subversión, del famoso retrato de Christian Dior posando frente a la decoración colgante que adornaba su jardín de invierno, que se transforma en un estampado que sublima un abrigo amplio, mientras que los guantes del modisto, que evocan el universo motero, ascienden por la manga para dar el toque final a la silueta.

La colección pretende expresar la complejidad de la moda que reinterpreta el legado para esbozar las líneas del mañana. Un recorrido que da forma a los artefactos de un nuevo mundo, otro mundo, que están por hacerse e inventarse.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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